Bérgamo, marzo de 2020. La ciudad, dentro de sus murallas, es un cuerpo enfermo. Es un conjunto de células, tejidos, órganos que ya no interactúan. Las calles están ahora vacías, nadie habla, nadie se reúne. Aislado de los demás, cada cuerpo está solo, dentro de las murallas. Cada imagen, cada recuerdo es sólo una memoria borrosa del mosaico que hasta ayer formaba la ciudad. En el hospital, los cuerpos, que yacen paralizados en la oscuridad de la noche, ya no pueden respirar. Médicos, enfermeras, pacientes, voluntarios y personas ajenas al dolor de la enfermedad buscan su papel en el proceso general de curación y recuperación. Recoger y compartir las historias de quienes ya no están con nosotros se convierte en una forma de hacer el duelo y de encontrar una nueva manera de llorar la muerte. La Mura di Bergamo es una película que conecta pasado y futuro, que apoya a la comunidad a través del paciente trabajo de reconstrucción de ese tejido íntimo, familiar y social que la pandemia ha destruido. El héroe de esta historia es la ciudad, un cuerpo social que, como cualquier otro ser vivo, está hecho de infinitas conexiones. Las palabras, las miradas, los gestos, los silencios que se cuentan en esta película pretenden recordarnos esas conexiones, con la esperanza de que, haciéndolas visibles a los demás, puedan revivir a través del guión.
